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Un, dos, tres y... ¡Que empiece la música! con este banjo los niños utilizan sus dedos para rasgar las cuerdas y crear sonidos. Es una fántastica manera de practicar las habilidades motoras a la vez que fortalecen la coordinación ojo-mano y su capacidad de atención. Los niños se quedan asombrados por el sonido que ellos mismos son capaces de crear con sus propias manos mientras están utilizando este banjolele. Y si se desafina por el ímpetu del momento, siempre puedes volver a afinarlo.
Es una manera extraordinaria de dejarles experimentar de dónde provienen los sonidos a la vez que les ayuda a desarrollar su concentración y la resolución de problemas.